jueves, 29 de marzo de 2012

con amor y memoria

Santiago, 29 de marzo de 2012.

Hace 27 años, mi abuela me llevaba en su Subaru al colegio, llegando a la entrada, un paco armado se acerca a mi abuela y le dice que nos retiremos rápidamente. No pude ir a clases y a mis seis años no sabia bien que estaba pasando en Chile. Hoy tengo 33 años, y lo que vivimos en la dictadura, ese horror cotidiano me causa dolor. Las consecuencias de esa dictadura están presentes en el país; Modelo neoliberal, la constitución, nuestra mala educación, la privatización de la educación, de la salud, un estado reducido, una sociedad injusta, desigual, consumista, con políticas de estado violentas contra quien se manifieste, no se respetan ni a sus indígenas, ni a sus viejos, ni a su propia tierra.

¿Qué queda para los niños? ¿Habrá tiempo para pensar en lactancia, colecho, porteo dentro de esta vorágine? ¿Habrá tiempo para discutir si nuestras acciones son adultocentristas y conductistas en el trato y crianza de nuestros hijos? ¿Será violento el vivir de nuestros niños que desde el momento de nacer son separados de sus madres por rutinas médicas?

Hoy con mi marido José Fonseca estamos invitados a un curso de partos, de nuestra Doula Macarena Mardones, para contar nuestra experiencia del parto de Vinicius, mi segundo hijo. Contaremos que fue un parto sin medicalización, con oxitocina natural, que Vinícius nació tranquilamente en un ambiente calmo, con luz tenue y respetuoso. Que Vinicius al nacer el doc lo puso en mi pecho y ahí se quedó dos horas sin intervenciones y que agarró la teta altiro y de ahí todo fue simple, mi recuperación rápida y el comienzo de la maternidad plácida…

Este tipo de parto no es común en Chile, como si lo es el parto instrumentalizado, inducido, medicalizado, con episiotomía, anestesias…o cesáreas.

¿Que nos paso que no sabemos como parir, ni sabemos dar teta? ¿Cómo perdimos años de conocimientos, y que al despertar de esa inercia cultural, debemos re-educarnos entendiendo que podemos parir libremente, que es delicioso dormir con nuestros hijos, llevarlos en nuestros brazos y darles todo, todo lo que necesiten? Michel Odent dice que para cambiar el mundo es preciso cambiar la manera de nacer. Tenemos razones científicas para comprender que es bueno abrazar, tocar, dar teta, sentir el placer de ser madre…La neurociencia nos explica que un bebé necesita a su madre…Estos estudios le confirman al mundo que debemos gestar, parir-nacer y vivir con amor, con ternura, conectados. Es simple.

¿Será muy difícil iniciar una crianza amorosa y respetuosa, en una sociedad donde la cantidad de horas de trabajo, supera todas las otras horas de la vida, donde el salario mínimo es indecente, y donde las necesidades básicas pasan a ser un lujo? Vivimos las resacas , el triunfo de un país torturado y asesinado para conseguir un modelo económico liberal que nos tiene enredados en la miseria.

Pero el mundo sigue girando, y debemos llevar nuestros corazones y frentes en alto, para decidir que vida deseamos llevar.

Si parimos o no parimos en un estado de éxtasis, bien despiertas, o muy anestesiadas y llena de medicamentos, creo que no define la vida de nuestros hijos, ni la nuestra para siempre. Todo es reparable, pero si creamos un comienzo conciente, facilitamos una crianza amorosa que genera niños, madres y padres seguros y confiados en su camino de vida y no los sumisos, bien comportados que necesita el sistema. (No estoy contra la cesárea por necesidad, y si estoy en contra de un modelo médico que no respeta ni siquiera a la organización mundial de la salud).

Hoy mi rogativa es, que nunca más en Chile un niño quede sin sus padres por defender la vida y que seamos libres de decidir lo que deseamos para nuestros hijos y nosotros.

Con amor y memoria junto al recuerdo de Nattino, Guerrero y Parada.

Bethania, madre de Lourdes y Vinicius.

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